autorregulación emocional

Autorregulación emocional

La autorregulación emocional se definiría como aquellos procesos intrínsecos e extrínsecos responsables de supervisar, evaluar y modificar reacciones emocionales (especialmente su intensidad y temporalidad) para así conseguir cualquier objetivo que nos hayamos propuesto.

 

Esta se puede ver afectada por multitud de causas, como por ejemplo si existiera un diagnóstico de trastorno mental, este provocaría alteraciones importantes en dicha autorregulación. En concreto, personas diagnosticadas de un trastorno de ansiedad tenderían a realizar estrategias más evitativas ante cualquier tipo de estímulo que puedan interpretar como aversivo.

 

Además, una autorregulación emocional deficiente también puede estar presente en personas ya recuperadas de un diagnóstico de enfermedad mental, como aquellas previamente diagnosticadas de depresión y en las que predominaba el uso de estrategias consideradas desadaptativas, como la rumiación, ante estímulos negativos (Grant, Salsman, & Berking, 2018).

 

Factores de la autorregulación emocional

 

Mayer y Salovey (1997) presentaron cuatro factores principales en los que pivotaría cualquier intervención dirigida a un autocontrol emocional adaptativo  y coherente con las metas que queremos alcanzar:

 

Percepción: 

Capacidad para identificar las diferentes cargas emocionales en rostros o voces de otras personas, y nuestra propia capacidad de expresar emociones con precisión

Facilitación:

Implica el uso de información emocional a la hora de estímulo o guía para cualquier tipo de tarea o tomar decisiones.

Comprensión:

Abarca todo tipo de conocimiento con respecto a las emociones y sus fenómenos causales relacionados.

Manipulación:

Habilidad de manejar las emociones en uno mismo y en los demás, regulando tanto las positivas como las negativas para lograr el resultado deseado o el objetivo propuesto.

 

 

Técnicas y modelos

 

El enfoque terapéutico cognitivo-conductual clásicas se han mostrado generalmente efectivas a la hora de ayudar a las personas a autorregularse emocionalmente. Existe una gran cantidad de modelos encargados de protocolizar cualquier intervención dirigida al manejo de las emociones, destacando para nosotros las siguientes:

 

 Modelo ACE

El modelo ACE (Adaptive Coping with Emotions) presenta un listado de siete habilidades específicas necesarias para una regulación emocional efectiva (Grant, Salsman, & Berking, 2018):

 

Ser lo más conscientes posibles de las emociones que tenemos en cada momento

Identificar y etiquetar correctamente las emociones

Reconocer qué ha causado y por qué se mantienen las diferentes emociones que sentimos.

Poder modificar de manera activa dichas emociones de una manera adaptativa

Aceptar y tolerar emociones no deseadas en caso de que no podamos deshacernos de ellas

Enfrentarse de manera exitosa a situaciones de las que ya sabemos que pueden hacer de trigger o desencadenante y desencadenar emociones negativas, pero sabiendo que este un paso indispensable para poder alcanzar metas relevantes para nosotros

Procurarse una autosuficiencia lo más eficaz posible en el trabajo de afrontamiento emocional

 

Siguiendo este modelo, una autorregulación emocional poco efectiva tiende a ocurrir en los siguientes supuestos:

 

  1. Cuando intentamos técnicas de autorregulación emocional pero somos capaz de hacerlo de manera satisfactoria.
  2. No hemos sido capaces de desarrollar ninguna habilidad de este tipo
  3. Tenemos acceso a estas habilidades pero ni siquiera intentamos aplicarlas.

 

 Modelo de autorregulación emocional de Eckert

 

Modelo de autorregulación emocional de Eckert et al. (2016), que afirma que existen dos factores clave para un buen afrontamiento ante emociones negativas: la habilidad de tolerarlas (resiliencia) y la capacidad de modificarlas.

 

Es decir, la capacidad de modificar emociones negativas podría ser importante para el procesamiento emocional (como la conciencia y sensaciones), mientras que la habilidad de tolerar emociones negativas parecería más necesarias en todo tipo de respuestas y procesos emocionales adaptativos, para así lidiar y enfrentarnos tareas aburridas o que nos generen aversión. Evitar lo que no nos gusta acabaría generando un bucle de retroalimentación negativa, por lo que cuánto más evitativos seamos, menor capacidad de afrontamiento tenemos ante emociones negativas.

 

La implantación de este marco teórico de manera práctica consistiría en estas dos estrategias:

 

  1. Elegir una tarea diaria de la que tengamos más tendencia a procrastinar
  2. Identificar si la aversión a esta tarea específica está relacionada con emociones negativas (miedo al fracaso) o sería más una falta de refuerzo positivo (aburrimiento).

 

Una vez elegida la tarea, la persona tendría que concentrarse y se inundase de la sensación tanto de aburrimiento o de emociones negativas percibidas. Por ello, la premisa primordial para manejar emociones aversivas sería dejarlas fluir al sentirlas y no eliminarlas del todo, como un recordatorio de que somos más fuertes mentalmente de lo que creemos. Esta manera de enfocar los pensamientos negativos pudiera hacer que, aceptándolos y habituándonos a ellos, aumentemos el compromiso afectivo con la tarea a realizar.

 

Este planteamiento se basa en  diversa evidencia empírica que demuestra que la capacidad de modificar emociones aversivas ayuda a superar la tendencia demorando cualquier tarea, ya que es importante asumir que la procrastinación está basada en un regulación emocional disfuncional.

 

 

Inteligencia emocional, éxito académico y laboral

 

Está comprobado de manera empírica que la inteligencia emocional correlaciona de manera positiva con el éxito académico. Dentro de una buena inteligencia emocional estaría el uso por ejemplo de buenas estrategias metacognitivas. El planteamiento, organización y evaluación de resultados en tareas de estudio está intrínsecamente relacionada con una buena gestión emocional, evitando el pensamiento mágico y con elevados niveles de tolerancia a la frustración.

 

Curiosamente, parece que esta correlación es más elevada en carreras de humanidades que de ciencias (MacCan et al., 2020). Dichos autores teorizan que quizás en carreras de humanidades la interacción social sea un aspecto más destacado que en las carreras de ciencias, con lo que una regulación emocional exitosa es necesaria para tener unas habilidades sociales adaptativas.

 

Aún con toda la evidencia anterior, parece que la inteligencia es un factor todavía más importante para predecir el rendimiento académico.

 

 

Neurociencia: Bases neurológicas de la autorregulación emocional

 

De todas las estructuras cerebrales relacionadas con el concepto de la autorregulación emocional, Zhang, Liu y Feng (2018) destacan dos estructuras se encuentran en el lóbulo prefrontal, zona que está implicada en una gran cantidad de procesos cognitivos de alto nivel, como la planificación de conductas complejas, expresión de la personalidad, toma de decisiones y modulador de la conducta prosocial.

 

 

  1. Giro parahipocampal

 

Esta área se encarga diversos procesos cognitivos, como por ejemplo, haría la representación de los rastros de la memoria visualmente codificada así como la construcción de modelos mental contextuales con gran detalle en lo visoespacial.

 

Es decir, haría las funciones relacionadas de la memoria episódica y la anticipación de escenarios inexistentes, permitiéndonos poder lo que podríamos llamar pre-experienciar recompensas futuras. Por tanto, existirían circuitos neurales compartidos relacionados con la habilidad de recordar hechos pasados con la de la visualización de escenarios futuros y futuras recompensas asociadas a estos, con la evaluación emocional que eso conlleva.

 

  1. Cortezas ventromedial y lateral

 

Se ha visto que ambas estructuras tienen un funcionamiento irregular en personas con altos niveles de procrastinación. Esto sería debido una actividad neural espontánea en el córtex ventromedial, con una consiguiente menor activación en las partes anteriores y laterales del lóbulo frontal. Estas estructuras también estan implicadas de manera conjunta en la reevaluación y eliminación de emociones negativas. Por ello, si se activaran para trabajar de manera conjunta, podremos ser capaces de reducir los sentimientos aversivos ante una tarea y ser capaces de enfrentarnos a ella, en vez de retrasar la tarea en el tiempo una y otra vez para evitar sentirnos mal.

 

En definitiva, toda la evidencia presentada hace bastante plausible la hipótesis de que un l funcionamiento irregular de las zonas prefrontales del cerebro puede resultar en una regulación emocional deficitaria.

 

Autor:

El Psicólogo General Sanitario, David Cueto Marcos, se formó en la Universidad de Oviedo y cursó un Postgrado en Psicopatología Clínica por la Universidad de Barcelona. Colabora desde hace años en CEPTECO (León) y en el Despacho Dr. Guilera (Barcelona) en áreas de aprendizaje infantil, dislexia y trastornos clínicos de ansiedad en adolescentes. Además colabora con la UB como tutor de prácticas y mantiene una actividad educativa y divulgativa desde diferentes blogs, como autor de libros y asesorando a diferentes colegios del área de Barcelona.

Acerca del blog:

Este blog ha sido creado por el Dr. Jaume Guilera, médico que trabaja en el campo de los trastornos del aprendizaje, con la intención de hacer un esfuerzo de divulgación acerca de los trastornos cognitivos más frecuentes en niños y adolescentes.  Los trastornos del aprendizaje en niños y adolescentes los abordo desde una perspectiva cognitivo-conductual. Mi trabajo lo desarrollo en colaboración con otros profesionales, desde una perspectiva multidisciplinar (psicólogos, pedagogos y médicos). La filosofía de trabajo es abordar cada caso individualmente según sus necesidades. Principalmente trabajo con trastornos del aprendizaje (Disléxia, Discalculia, Comprensión Lectora) y trastornos del neurodesarrollo (TDAH, Autismo).

Además colabora con la UB como tutor de prácticas y mantiene una actividad educativa y divulgativa desde diferentes blogs, como autor de libros y asesorando a diferentes colegios del área de Barcelona.

Datos de contacto:

https://blog.mentelex.com/dr-jaume-guilera/

 

 

 

Bibliografía

 

Eckert, M., Ebert, D. D., Lehr, D., Sieland, B., & Berking, M. (2016). Overcome procrastination: Enhancing emotion regulation skills reduce procrastination. Learning and Individual Differences52, 10-18.

 

Grant, M., Salsman, N. L., & Berking, M. (2018). The assessment of successful emotion regulation skills use: Development and validation of an English version of the Emotion Regulation Skills Questionnaire. PloS one13(10), e0205095.

 

MacCann, C., Jiang, Y., Brown, L. E., Double, K. S., Bucich, M., & Minbashian, A. (2020). Emotional intelligence predicts academic performance: A meta-analysis. Psychological Bulletin146(2), 150.

 

Salovey, P. E., & Sluyter, D. J. (1997). Emotional development and emotional intelligence: Educational implications. Basic Books.

 

Zhang, S., Liu, P., & Feng, T. (2019). To do it now or later: The cognitive mechanisms and neural substrates underlying procrastination. Wiley Interdisciplinary Reviews: CognitiveScience, 10(4), e1492.

Deja un comentario