Mi hijo tiene TDAH: consejos básicos
Tener un hijo con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) es duro. Por ejemplo, salir de casa por la mañana puede ser algunos días una misión imposible, hacer los deberes por la tarde es una lucha y, por desgracia, suelen estar enganchados a cualquiera de los miles de nuevos “electro-cacharros” de turno.
Los niños con TDAH pueden tener problemas para poder mantener la atención cuando se aburren (aunque también pueden estar 5 horas seguidas jugando con el ordenador), pueden tener dificultades para mantenerse quietos cuando toca, y en la escuela pueden que hablen cuando toda la clase esta callada haciendo un examen.
Los 3 factores que definen el TDHA
- La inatención en el TDAH se manifiesta como un patrón de inatención y dispersión, además le cuesta tener hábitos (lavarse los dientes cada día no entra en su rutina), presentan dificultades para concentrarse (se distraen con una mosca), y suelen ser desorganizados (nunca acaban lo que empiezan).
- La hiperactividad en el TDAH da la cara como un exceso de movimiento, el niño corre y salta siempre (en clase, en el cine, a la hora de ir a dormir), y muchas niñas tienen problemas porque no callan de debajo del agua, el colegio suele comentar que la niña se pasa la clase hablando con sus amigas.
- La impulsividad en el TDAH se manifiesta en que el niño básicamente no ve el peligro, cruza la calle sin mirar, contesta sin pensar y lo pierde todo (se deja la mochila en el bus porque sale corriendo cuando su parada). Hubo un anuncio muy famoso, donde el niño exclama: “anda los donuts…anda la cartera”.
CONSEJOS PARA PADRES
A – Delante de cualquier problema, párate y piensa.
Primero, piensa en lo que no vas a poder cambiar ni que te toque la lotería.
Segundo, piensa en lo que sí que puedes cambiar y crea una estrategia.
Tercero, date tiempo para descifrar si puedes hacer algo con el problema “1567”.
B – Por norma general, no escuchan. No caigas en la trampa de repetir mil veces lo mismo. Con tres veces, es suficiente. A la tercera, apaga la televisión o el “electrobicho”.
C – Cuando se rebote, no te rebotes tú también. Sino los chillidos acaban llegando a casa del vecino, y cuando te lo encuentres en el ascensor te va a explicar lo bien que él lo hace. Si estas tan cansado que ves que vas a acabar perdiendo los papeles, es mejor no subir al ring hasta que te hayas dado un buen descanso. La silla de pensar aún sigue funcionando.
D – Cuando ya tengas la atención del niño, da una sola instrucción corta y fácil de recordar.
E – Nunca vas a conseguir que tenga la habitación ordenada. Y cuando le dices, ordena tu habitación, el niño entiende que empaquete todo lo que se vea dentro de los cajones. Empieza por los calcetines durante una semana, luego pasa a su mesa, otra semana, y así, hasta que en la cabeza del niño cada parte de la habitación tenga un orden y una manera de conseguir ese orden. Puede llevar meses/ años….
F – El cerebro del niño por la mañana sigue dormido, aunque lo veas andar y moverse. La mejor opción es tener una rutina por tiempos. Por ejemplo, le dices al niño tienes para vestirte el tiempo que dura la canción “high way to hell”. La filosofía de la intervención es la misma. Piano, piano, va lontano….o no.
G – Una etiqueta no define a una persona. Las etiquetas cambian, tu siempre serás su padre o madre. Intenta que la etiqueta no te convierta en un policía. Los niños, desde la prehistoria, aprenden jugando.
Autores: Jaume Guilera y David Cueto
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